jueves, 5 de noviembre de 2015

TRAS LA EXPOSICIÓN PRÁCTICA, un poco de reflexión sobre los cuentos motores

El pasado Lunes, 2 de Noviembre, mis compañeras de trabajo y yo llevamos a cabo una sesión de cuento motor dirigida a alumnos de 5 años.

Nuestro proyecto se titulaba "Los Dinosaurios", y nuestra sesión se ha centrado en "Los paleontólogos".

Decidimos llevar a la práctica esta metodología porque consideramos que es una de las que más pueden llegar a motivar a los alumnos; ya que en edades tan tempranas, los cuentos son un gran aliado en el proceso de enseñanza y aprendizaje de los más pequeños. Va a contribuir al desarrollo físico, intelectual, afectivo, social y moral de los niños.

Nuestra historia, tal como la hemos planteado, desarrolla:
- El juego
- La imaginación
- La creatividad
- La socialización
- La dramatización
- El lenguaje y la expresión corporal

Nuestras actividades, se han centrado en desarrollar todas esas facultades, a través del ATPE, es decir, a través del trabajo de la tonicidad, la postura y el equilibrio.

Diseñar una sesión en la que exclusivamente se trabaje el ATPE no es nada fácil, porque inevitablemente se entremezcla la puesta en marcha de otras habilidades motrices. Aunque esto mismo nos permite apreciar esa globalidad de la que siempre nos hablan.

La sesión se ha dividido en 3 grandes bloques:

- Una parte inicial de asamblea, en la que los alumnos han expresado sus conocimientos previos sobre los restos fósiles de los dinosaurios.

- Un parte de mayor desarrollo motriz, en la que tras convertirse en paleontólogos, hacen una visita al museo. En esta parte es en la que se desarrolla plenamente el ATPE.

        En dicha visita tienen que superar varios obstáculos (atravesar rallos láser sin rozarlos con su               cuerpo, reconstruir esqueletos de dinosaurios a la pata coja; explotar huevos de dinosaurio de los         equipos contrarios mientras intentan salvar los suyos; atravesar un túnel únicamente pisando las         piedras del camino, para que no se derrumbe; y salir del museo por un camino estrecho, pasando         desapercibidos cuando salta la alarma y adoptando posturas de dinosaurios inmóviles para que el         vigilante no los vea).

- Un parte final de relajación y vuelta a la calma en la que se trabaja la respiración y los conocimientos adquiridos por los alumnos.

La sesión ha durado unos 55 minutos (aunque desde mi punto de vista estas sesiones deberían de ser algo más cortas, ya que los niños se cansan antes).

Hemos intentado trabajar todas áreas del currículo y estamos muy orgullosas de nuestro resultado.




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